Un mundo para Julius
Alfredo Bryce Echenique
La novela pinta un universo que se reparte en muchos microcosmos, en los cuales se van presentando una serie de contradicciones originadas por la diferente extracción social o por la ambición y arribismo de sus personajes. Julius, el personaje principal, recorre estos microcosmos como agudo observador de la realidad en grave deterioro y sujeta a cambios violentos:
(1) Su Casa
Es un palacio con todas las comodidades en donde vive con toda su familia en un ambiente fastuoso, disoluto y disipado por la conducta de sus integrantes:
Susan: Su madre glamorosa, muy linda como una actriz de cine, de deliciosa frivolidad, con un mechón rubio que se le caía a cada rato sobre el rostro. Estaba fuertemente influida por los modos y dicción anglosajona. Julius se burlaba de la palabra “darling” que ella usaba como muletilla.
Juan Lucas: Segundo esposo de Susan, padrastro de Julius, poseedor de una belleza masculina casi holliwoodense, era el prototipo del capitalista del nuevo “cuño” en alianza con los intereses financieros estadounidenses.
Cynthia: Hermana de Julius que muere a temprana edad. Ella era su cómplice en todos los juegos y verdadera confidente con quien entabló real comunicación.
Santiago y Bobby: Hermanos mayores que seguían el modelo de Juan Lucas.
(2) El “mundillo” de los empleados domésticos
Que contrastaba con el de la familia: Nilda, la cocines; Vilma, la cocinera; Carlos, el chofer. Con sus ojos curiosos, Julius descubre este mundo y lo describe como “un lunar de carne en el rostro más bello”. A pesar de todo, el niño prefiere esta compañía a la de sus familiares.
(3) El mundo escolar
Descrito con sumo cuidado y ácida ironía. En él, Bryce recuerda su infancia: la defensa que hace de su amigo Cano, las ocurrencias infantiles de su escuela “Inmaculado Corazón”, el irreverente recuerdo de las monjitas que regentaban la escuela y las penitencias y limosnas que les imponían los curas.
(4) El mundo del “Country Club”
Con todas sus veleidades y banalidades. Allí asistían “los preferidos, los que sabían vivir sin problemas, un grupo perfecto de gente bronceada, de deportistas ricos, donde nadie es feo o desagradable”.
(5) Las viejas calles de Lima
Julius va descubriéndolas, desde las ventanas de su Mercedes Benz, especialmente en los trayectos San Isidro- La Florida y San Isidro- Plaza de Acho.
A través de estos “microcosmos”, Julius comprobará con mirada absorta, el desnivel que existe entre el mundo popular y el de su clase, y con ojos compasivos descubrirá la rígida división de su mundo: el de su familia feliz y el de los empleados.
Estilísticamente la novela se caracteriza por su ironía ácida y por su “oralidad”, pues refleja el habla de distintos estratos sociales.
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