El viejo y el mar de Ernest Hemingway
Tema: La lucha del hombre contra la adversidad
Novela corta, de unas cien páginas, publicada en 1952, que está considerada como síntesis de la actividad creadora de Hemingway. Apenas si existe trama en este libro escrito en un estilo que mezcla el aliento épico de los relatos populares y la desnudez, la ternura del lenguaje hablado. "Era un viejo que pescaba sólo en un bote en el Golf Stream y hacía ochenta y cuatro días que no pescaba un pez". Así comienza el relato de la historia de Santiago, un viejo pescador de La Habana que estuvo acompañado las cuarenta primeras horas; lejos ya de la costa, un pez muerde el anzuelo: es un gigantesco pez espada que durante tres días y tres noches mantiene una lucha a muerte con el pescador, arrastando el bote "Pez, te seguiré hasta la muerte.... Jamás he visto un pez así, ni he oído hablar de él. De todos modos, tengo que matarlo. Me alegro que no tengamos que matar las estrellas". El agotamiento va mermando las fuerzas del pescador. "Me estás matando, pez.... pero tienes derecho hermano, jamás en mi vida he visto cosa más grande, ni más tranquila ni más noble que tú. Vamos, ven a matarme. No me importa quién mate a quién".
Pero termina triunfando el pescador, que regresa al puerto con el gigantesco pez espada atado al bote, sin embargo, antes de llegar a puerto, los tiburones atacan y devoran al pez, del que sólo queda la cabeza, el esqueleto y la cola. El viejo, decepcionado, se siente vencido; pero el muchacho le replica rápido. "No, él no, él no lo derrotó". Santiago, por haber sabido enfrentarse a la derrota, ha enriquecido anímicamente a la comunidad, que comprende ahora porqué siempre lo habían admirado. En la soledad, el viejo había hecho ejemplares su pena y su esperanza. Algunos temas característicos de la obra de Hemingway encuentran su apoteosis expresiva en El Viejo y el Mar: la idea de la aceptación solidaria del destino; la tensa relación del hombre con la naturaleza; el sentimiento de la muerte disuelto en una especie de mística y sensual afirmación de la vida. A través de la multiplicación de sus planos – los simbólicos y los reales – confluyen a su lenguaje algunas de las vetas que han participado en la elaboración de su estilo. Y esto, con un idioma cuya habitual economía y sobriedad se han ido acentuando en toda su obra, logra en El Viejo y el Mar una síntesis expresiva de diafanidad y exactitud que concurre magistralmente a exaltar el relieve violento del protagonista y su tema.
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