Acuérdate de Mí, Carlos Augusto Salaverry

Acuérdate de Mí

(De Cartas a un Ángel, Carlos Augusto Salaverry )

¡Oh, cuánto tiempo silenciosa el alma
mira en redor su soledad que aumenta
como un péndulo inmóvil, ya no cuenta
las horas que se van!
¡Ni siente los minutos cadenciosos
al golpe igual del corazón que adora,
aspirando la magia embriagadora
de tu amoroso afán!
¡Ya no late, ni siente, ni aún respira
petrificada el alma allá en lo interno;
tu cifra de mármol con buril eterno
queda grabada en mí!
¡Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto;
muerto para el amor y la ventura,
está en tu corazón mi sepultura
y el cadáver aquí!
En este corazón ya enmudecido
cual la ruina de un templo silencioso,
vacío, abandonado, pavoroso,
sin luz y sin rumor:
embalsamadas ondas de armonía
elévanse un tiempo en sus altares:
y vibraban melódicos cantares
los ecos de tu amor!
¡Parece ayer!.. De nuestros labios mudos
el suspiro de ¡Adiós! Volaba al cielo,
y escondías la faz en tu pañuelo
para mejor llorar!
Hoy... nos apartan los profundos senos
de dos inmensidades que has querido,
y es más triste y más hondo el de tu olvido
que el abismo del mar.
Pero ¿Qué es este mar? ¿Qué es el espacio?
que la distancia ni los altos montes?
¿Ni qué son esos turbios horizontes
que miro desde aquí;
Si a través del espacio y de las cumbres,
de ese ancho mar y de ese firmamento,
vuela por el azul mi pensamiento
y vive junto a ti?
Si yo tus alas invisibles veo,
te llevo dentro el alma estás conmigo
tu sombra soy, y a donde vas te sigo
de tus huellas en pos!

Y en vano intentan que mi nombre olvides,
nacieron nuestras almas enlazadas,
y en el mismo crisol purificadas
por la mano de Dios!
Tú eres la misma aún; cual otros días
suspéndense tus brazos de mi cuello;
veo tu rostro apasionado y bello
mirarme y sonreír.
Aspiro de tus labios el aliento
como el perfume de claveles rojos,
y brilla siempre en tus azules ojos
mi sol, mi porvenir
Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido;
mi nombre está en la atmósfera, en la brisa,
y ocultas al través de tus sonrisa
lágrimas de dolor;
pues mi recuerdo tu memoria asalta,
y a pesar tuyo por mi amor suspiras,
y hasta el ambiente mismo que respiras
te repite ¡mi amor!
¡Oh! Cuando vea en la desierta playa
con mi tristeza y mi dolor a solas
el vaivén incesante de las olas
me acordaré de ti;
Cuando veas que un ave solitaria
cruza el espacio en moribundo vuelo;
buscando un nido entre el mar y el cielo
¡Acuérdate de mí!
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